Los organismos nos adaptamos a cambios en el ambiente, como cambios en las condiciones de luz (fotoperiodo) y temperatura que se dan a lo largo del año. Estos cambios marcan lo que denominamos ritmos estacionales, los cuales consisten en oscilaciones a lo largo del año observadas en diferentes procesos y/o parámetros fisiológicos y metabólicos (como por ejemplo el sueño, la regulación del apetito, la temperatura corporal o la liberación de algunas hormonas).
Un estudio demuestra que los efectos beneficiosos de los polifenoles en la obesidad pueden variar por los cambios estacionales de la microbiota intestinal.
Los resultados del estudio realizado por un equipo que incluye a Verónica Arreaza-Gil, Cristina Torres y Anna Arola, todas ellas investigadoras del Departamento de Bioquímica y Biotecnología de la Universidad Rovira i Virgili (URV) en Tarragona, muestran por primera vez en un modelo animal de obesidad, que la composición de la microbiota intestinal varía según las condiciones de fotoperiodo, una de las características clave de los ritmos estacionales.
Esto tiene una gran importancia, ya que esta flora intestinal ha demostrado tener un papel fundamental para mantener el correcto funcionamiento de nuestro organismo, asociándose su alteración con diversas patologías como el síndrome metabólico o la obesidad.
Así, la microbiota intestinal podría variar su composición según la estación del año, y estos cambios podrían determinar una mayor o menor susceptibilidad a desarrollar obesidad. En concreto, este estudio ha demostrado que las ratas estabuladas en condiciones de fotoperiodo largo (con más horas de luz y por tanto menos horas de actividad, ya que estos animales son nocturnos) mostraron una mayor alteración de la microbiota intestinal que se correlacionó con un mayor desarrollo de obesidad.
Si extrapoláramos esto a humanos, lo que se esperaría observar es que los cambios en la microbiota intestinal observados en el periodo del año donde tenemos más horas de oscuridad y por tanto una actividad menor en términos generales (ya que nosotros somos diurnos a diferencia de los roedores), se asocien con un mayor riesgo de desarrollar patologías metabólicas como la obesidad. Sin embargo, estudios en este sentido son necesarios para poder confirmar esta hipótesis.
El estudio también muestra que los efectos beneficiosos de los polifenoles (compuestos químicos presentes en frutas y verduras) para prevenir o paliar la obesidad, cambian según las condiciones de fotoperiodo, debido al menos en parte, a estos cambios observados en la composición de la microbiota intestinal. Estos resultados refuerzan la teoría de que estas bacterias intestinales desempeñan un papel muy importante en la mediación de los efectos de estos compuestos bioactivos, lo cual se puede explicar por la intervención de estas bacterias en procesos metabólicos relacionados con estos polifenoles.
Así, los polifenoles que ingerimos con los alimentos, llegan la mayor parte al colon donde son metabolizados por la microbiota intestinal, dando lugar a diversos compuestos fenólicos los cuales pueden mostrar distintas propiedades antiobesogénicas. Por tanto, cambios o alteraciones en estas bacterias intestinales puede dar lugar a distintos compuestos fenólicos y por tanto a un cambio en la funcionalidad de los mismos, como el equipo de investigación ha observado en otro estudio aún sin publicar.
El estudio ahora publicado pone de manifiesto la gran importancia de la crononutrición, un campo novedoso y de continuo crecimiento, en el tratamiento o prevención de enfermedades como la obesidad.
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