En el Monterrey metropolitano religiosamente los miércoles, y desde el viernes hasta domingo, en la gran mayoría de los hogares, se enciende el carbón para la carne asada, pero, en ese ritual, la cerveza es indispensable, no debe faltar.
«Eugenio que está en el cielo se asoma a verme tomar», dice un culto parroquiano que hace alusión a Eugenio Garza Sada, el empresario que impulsó la industria cervecera que hoy es Cuahutémoc- Moctezuma- Heineken, y que tiene su orígenes en 1890.
«Ya se juntaron las manecillas, ya hace sed, un parecito», señala un artista plástico regiomontano quien muestra el reloj que indica las doce del día.
Los miércoles, es costumbre que a mitad de semana se reúnan grupos de amigos a realizar la carne asada y a tomar cerveza. Luego el viernes, sábado y domingo en casa, los asadores destilan el olor de los cortes impregnados de cerveza cuando la «lumbre se arrebata» y sus llamas que llegan hasta la carne son apagadas con un chorro de cerveza. Bueno, hasta la salsa llamada borracha se prepara con cerveza.
En el fútbol la otra pasión de los regios la cerveza acompaña al aficionado. Tan solo en el primer juego inaugural del estadio nuevo de los Rayados, los 50 mil asistentes tomaron en promedio dos cervezas que dejaron ventas por unos 4 millones 800 mil pesos a un costo que fluctuó en los 90 pesos.
Lo mismos sucede en el estadio de los Tigres de la UANL, con capacidad de 45 mil aficionados. Y el estadio Monterrey, sede de los Sultanes, equipo de béisbol que en principio fue propiedad de la cervecería, con asistencia diaria promedio de doce a quince mil personas por cada uno de los seis juegos de la semana, el promedio de venta es casi similar al del fútbol.
«Vámonos temprano, llegar a las seis de la tarde de perdido, para alcanzar el dos por uno (dos cervezas por 80 pesos una hora antes del juego), para lograr un ahorro o, tomar más», dice Sergio un promotor de viajes que asiste al béisbol.
Según la cámara de la industria cervecera los regiomontanos consumen 72 litros de cerveza en promedio per cápita, unas 203 botellas de 355 mililitros con un gasto cercano a los 4 mil pesos.
La historia de la cerveza en el estado data de hace más de un siglo, cuando Tomas Radke y Carlos Hesselbar, un par de inmigrantes alemanes, abrieron las primeras cervecerías de la zona entre los años 1870 y 1880.
El mercado entonces era reducido, no había muchos consumidores locales, pero años después la industria cervecera comenzaría a florecer.
La fundación de la Cervecería El León en 1886 y el comienzo de operaciones de la Cervecería Cuauhtémoc en 1890, empezaría la historia de Nuevo León como un estado 100% cervecero. Los primeros dueños en 1890 los insignes empresarios Isaac Garza Garza y José A Muguerza, tradición que luego siguió la familia Garza Sada hasta la venta a Heineken.
«Yo era de los que traía en la cajuela del carro mi cartón de cerveza cuando chavo», recuerda Francisco, ahora dedicado a fisicoculturista mientras que Daniel recuerda que «la cervecería es la taberna madre».
En torno a la cerveza se han escrito memes, grandes historias, anécdotas en días y noches de bohemia, ya sea en una casa, en el taller o en la cantina.
Pero también se escriben grandes tragedias.
(Por:David Casas)
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